El mundo, como el ying y el yang, se divide en dos grandes grupos: los que tienen hijos y los que no.
A simple vista no siempre es fácil descubrir quiénes son los integrantes de uno y otro colectivo.
Alguien dirá: ¿y si van empujando alegremente un carrito con un pequeño ser humano? Pues puede ser el padrino o la madrina enrollada.
Pero… ¿los que cada día van al trabajo con ojeras de no haber dormido en semanas? Britney Spears antes de ser madre ya las lucía.
¿Y si su foto de whatsapp o Facebook es la de un chiquillo o una ecografía? Error, he conocido a tíos y tías entusiasmados que también cambian su cara por la de su pre sobrino protozoo.
¿Y los que se pasan el día en conciertos de música electrónica y performances artísticas luciendo estilismos imposibles y pelos grunges? Olvídalo, son padres guays. A día de hoy no hay evento moderno y artístico que no tenga su versión kids.
A una y otra comunidad se la pilla por sus conversaciones. Dime qué comentas y te diré quién eres.
Excepto maravillosas excepciones, los padres hablan de sus hijos.
De sus pequeñuelos pero también del Universo Chiquillada, o lo que es lo mismo: del embarazo al parto, pasando por la epidural, el cochecito, las enfermedades, las fiestas de cumpleaños, lo que comen y lo que no, los otros padres, la comunión, las notas… y siempre con todo lujo de detalles.
Por si te pierdes algún matiz no te apures, amablemente te lo volverán a explicar las veces necesarias, incluso sin que se lo pidas. Esto responde a un digno afán educativo del otro y de apoyo mutuo, así que no les cortes el discurso.
En cambio, los pobres seres humanos que no son padres, especialmente a partir de la treintena (de edad, no de número) mantendrán apasionadísimas conversaciones sobre lo estupendo que es vivir casi como en la adolescencia pero con poder adquisitivo. Son frecuentes los detalles de viajes a lugares exóticos, ligues, compras y anécdotas de fiestas que rocen la ciencia ficción.
Algo en común entre un grupo y otro será la transitoria envidia hacia el contrario. Aunque más que envidia resulta cortesía.
Si el relato de viajes del no-padre está bien adornado, el padre maldecirá por unos segundos la incapacidad de viajar más allá del chiquipark o la casa rural con otras familias y animales varios.
Cuando la madre hable con puro sentimiento de lo hermoso que es ver sonreír cada mañana a su chiquitín, o la primera vez que dijo “mamá”, la no-madre puede percibir la alarma de su reloj biológico a niveles de bocina de tráiler.
Pero no nos engañemos, esas debilidades duran pocos segundos, anuladas por el poderosísimo e instauradísimo modo “me da pena que no se dé cuenta de lo que se está perdiendo” que se activará junto a una tierna sonrisa y una mirada de comprensión nivel telenovela.
A mí, que de momento pertenezco al nivel no-padre, me da mucha envidia el equipo contrario. Ellos nunca se quedan sin tema del que hablar en un grupo, ni siquiera en pareja.
Y así como las parejas sin hijos se ven obligadas a perpetuar y reinventar continuamente un noviazgo chupi-guay, las otras ya saben mejor que nadie las etapas por las que habrán de pasar, lo cual sitúa un montón.
También les envidio aspectos prácticos como la menor retención en la nómina o el saber que alguien se ocupará de ellos –aunque sea bajo chantaje de herencia– cuando alcancen la cuarta edad.
Lo que sucede es que de momento me puede el miedo. No sólo porque veo la responsabilidad que supone, sino porque me da la sensación de que es una especie de plaga expansiva que ataca hasta a quien nunca dirías que iba a procrear (hay varias amigas que aseguraban que jamás tendrían hijos y ahí andan, con más bombo que Manolo el del ídem).
Y cada vez el círculo se cierra sin que hayan desarrollado Bershka Kids & Dads, que es obviamente donde debería abastecerse alguien tan peterpanesco y moderno como nosotros.
¡Seáis padres o impadres… sed muy Felices!
¡Nos vemos en Instagram !
🙂 Grupo de Hong Kong Blues en FACEBOOK.
Jajaja, me ha encantado, yo envidio a los dos bandos, en uno, en el que me encuentro, cuando veo gente que lo debe hacer muy bien, porque todo es perfecto y en el otro porque me gustaría a veces «vivir como un adolescente con poder adquisitivo». En cualquier caso, no cambiaría a mis hijos por nada del mundo, jejeje,…No se puede vivir con hijos como si no los tuvieras?, jajajaja.
Un abrazo.
Yo me encuentro como tú, pero en el otro lado de la mesa, jaja.
Eres una Madraza, y una colega estupenda 🙂
Más razón que un santo tienes! Jaja… El duelo peterpanesco es duro pero seguro se pasa y compensa! Yo todavía no lo sé…pero por siaca, voy anticipando y que cada fin de semana sea como una mini-despedida de soltera, me compro toda la ropa que quiero y pienso en el «viaje de nuestra vida» que ya nunca jamás podremos hacer! De momento me comprado la lonely planet del continente africano…ya se verá! Cuidado con los anhelos, los duelos, los carpe diem…al final no todo es blanco o negro verdad?
Un besito! Me encanta este blog. Mua
¡Esa lonely planet de TODO el continente africano promete! Carpe Diem. Y qué llevadero es hacer camino cuando uno recibe comentarios como los tuyos, ¡Eres un SOL!
¡Qué análisis tan certero! Me parece de cátedra, éste tu post. Soy uno de esos impadres a los que le cuesta aguantar las conversaciones de los del otro bando. Pero, me esfuerzo por aquello del rechazo social hacia las minorías. Supongo que como todos los que han cambiado de chaqueta con anterioridad renegaré de mi pasado y firmes convicciones actuales pero… ser persona humana en vez de pater familiar tampoco está mal, al menos una hora al día… =S (de este me expulsan a Marte).
Jajaja. Piénsalo así: toda esa paciencia que estás ejercitando te servirá algún día. ¡Incluso con los hijos!
En todo caso, de vez en cuando, impón tú tus temas, y no los sueltes. ¡Que sepan lo que es bueno!
¡Besos!
Me ha encantado! Soy todo un impadre!
¡Mil gracias por tus palabras Albert! ¡Palabra de impadre! 🙂
Gracias, como siempre refrescante, en el anterior (referido a los hombres que nos gustan las señoras), por un momento me identifiqué con el tio que se enamora de su moto, que por cierto ya la tengo y estoy en esos primeros timpos idílicos con ella.
un abrazo
¡Oh! ¡Qué sorpresa encontrar tu mensaje! ¡Me alegro un montón por ti! ¡Brindo por esa moto, por ti y por las excepcionales mujeres que te rodean! ¡Besos!
Cuando llego tarde a tu blog. me da mucha rabia. Cuando computo tu creatividad, siento una gran admiración por tu amplitud de temas, pero todos están y sólo necesitan tu repajolera gracia para que cobren vida.
Siempre es un honor recibir este tipo de comentarios por tu parte. ¡Eres un sol! ¡Mi mejor coach!
Te acabo de escribir un comentario y me dicen que está duplicado.