Toda la vida eché pestes del fútbol. Que si por ahí se sublimaban determinados conflictos. Que si era el nuevo opio del pueblo. Que si los jugadores me parecían unos tronistas… Que si para cuándo alguno sale del armario y deja de ser un ambiente tan primitivo…
Lo mejor del fútbol hasta la fecha eran las piernas (y continuaciones) de los participantes.
No penséis que a mi alrededor no hay futboleros, ni mucho menos. ¡Si estoy rodeado! Incluso algunas Musas son unas apasionadas forofas que anteponen ver un partido a casi cualquier otro plan.
Claro que también las hay que disfrutan del fútbol y de los futbolistas más allá de los partidos, con saques de banda en domicilio y buenas prórrogas.
En definitiva, a mucha gente el fútbol le proporcionaba placer menos a mí.
Durante una temporada trabajé con el hermano del portero del Barça y, en vez de fascinarme el hecho, le solté unos discursos que hubieran desilusionado a un caballo de madera. Pero es que entre el portero y su abuelo, para mí el héroe era el segundo. Todo terminó en empate cuando dicho futbolista me regaló una foto dedicada.
Pero tras un tiempo, y de manera inesperada, me trago mis palabras y me quito el sombrero ante lo que el fútbol puede hacer.
Hablo de los gestos solidarios, más allá de los proyectos que tienen en -otros- países en vías de desarrollo.
Aquí mismo, hace poco, el jugador del Barça Luis Suárez cumplió su promesa y dedicó su gol a Candela y, por extensión, a las personas que padecen Fenilcetonuria (o PKU).
Estábamos celebrando un cumpleaños con el partido de fondo cuando sucedió. Esos minutos en los que Luis lució la camiseta con el eslogan #YoApoyoPKU sirvieron para que de repente el PKU recibiera atención y tuviera la visibilidad que necesitaba. Fue muy emotivo.
Y efectivo. Ésa sí es para mí la magia del fútbol.
Ahora nos toca a los demás seguir con la iniciativa, llevar a cabo acciones que faciliten la vida de las personas que no pueden procesar la proteína y la de sus familias.
Fomentar la investigación, informarnos, facilitar espacios de encuentro, promover que su alimentación sea asequible (y accesible) .
Descubrir, efectivamente, cómo su alimentación es su lucha. Acompañémosles.
Si hace unos años hablábamos de “Pan y Circo” para el pueblo, me gusta que ahora el fútbol se ocupe de los que no pueden comer pan.
Gracias Luis. Y gracias a las personas afectadas y a sus familias por la lección de entusiasmo y entereza que muestran día a día.
¡Apoyemos el PKU! ¡Sed muy Felices!
Podéis chafardearme en Instagram
🙂 Grupo de Hong Kong Blues en FACEBOOK.
Me desagrada el fútbol pero con lo que han conseguido para los niños PKU me siento en paz con ese mundo de alta testosterona mal gestiona.
Te entiendo PERFECTAMENTE. ¡Besos!
Querido HKB: me alegro que haya algo que no estemos de acuerdo. No me gusta el fútbol ni sus jugadores ni me gusta que a los goles les llamen obras de arte ni genios a sus jugadores. Que paguen impuestos y así la sanidad será mejor. Migajas …. Bueno té seguiré queriendo. Un beso.
Siento decírtelo, pero estoy totalmente de acuerdo contigo, jaja.
Pero hombre… Si llego a saber que sacas mi foto cocinando me habrían puesto el delantal de los domingos!!
Querida Regina, bien sabes que me gusta sacar a la gente al natural, sin ningún tipo de pose 😛 ¡Besos!
I have missed you. It is all ok. with you?
Yes! HUGS!